Por Pamela Jiles: “Mi General”, Recordando al soldado Michel Nash
A las tres de la tarde camino completamente sola hacia la Alameda, cubierta por un vestido rojo y una bandera chilena amarrada a mi cuello. “Somos dos” , le digo al micrero que ofrece llevarme gratis. “Súbanse los dos, entonces” , responde entusiasmado, aunque nadie visible me acompaña. Los pasajeros me (nos) reciben con cantos, vítores y aplausos. También los que comienzan a festejar en la Plaza Italia. En medio del gentío pronuncio el nombre de alguien que no conocí. Michel Nash. Y lo repito entre los besos y abrazos de la multitud. Michel Nash. Vocero los gritos por los dos. Sigo pensando en él, Michel Nash. Tengo su nombre en los labios cuando un grupo de obreros me encarama en una camioneta. Cuando veo la gigantesca columna que avanza hacia La Moneda. Cuando camino mezclada entre la muchedumbre. Varios miles de personas en la calle. Michel Selim Nash Sáez , también entre nosotros. Lo imagino en una nave espacial como le habría gustado desde que vio por televisión a los